El maltrato hacia las personas mayores




En los últimos días y debido a un vídeo que ha aparecido en televisión, nos hemos acercado a la realidad que viven algunos de nuestros mayores, víctimas de violencia institucional y/o domiciliaria. Lamentablemente no se trata de un hecho aislado son situaciones que llevan dando durante mucho tiempo y que debemos intentar erradicar entre todos.
La edad, el sexo, las condiciones físicas y mentales y su dependencia de otras personas para realizar actividades de la vida diaria, son algunos de los múltiples factores que hacen que nuestros mayores sean un colectivo especialmente vulnerable ante el maltrato.
Los/as profesionales que trabajamos por y para este colectivo debemos conocer cuáles son las formas de maltrato que más se dan, con el objetivo no solo de prevenirlas sino de identificarlas y eliminarlas. Algunas de las más destacadas son:

  • Negligencia. Supone la desidia, intencionada o no, en la atención sobre los aspectos básicos de la vida de una persona; alimentación, aseo, vestido, medicación, etc. Ante situaciones de negligencia encontraremos personas que presentan desnutrición, deshidratación o suciedad entre otros síntomas.
  • Psicológicos. En esta forma de violencia se enmarcan aspectos conocidos como la humillación, los insultos, el aislamiento y algunos otros que pasan desapercibidos como la infantilización. Esta violencia suele influir en la autoestima de nuestros mayores, provocando ansiedad, depresiones o inseguridad.
  •  Económico. Ésta se da cuando terceras personas disponen a su antojo de los bienes materiales o económicos de la persona mayor, normalmente con engaño o abusando de la confianza de ésta, privándoles además de tomar decisiones sobre su propio patrimonio.
  •  Físicos. Esta quizás sea la forma de maltrato más conocida y más evidente. Se manifiesta a través de golpes o empujones y suele aparecer de forma asociada a la violencia psicológica o negligencia.

Desafortunadamente éstas no son las únicas formas en las que se manifiesta, existen otras como, por ejemplo; el abandono, el aislamiento, el desamparo, la exclusión social, la violación de derechos o el síndrome de la abuela esclava.
Esto ocurre porque estamos ante un colectivo dependiente y vulnerable, que la mayor parte de las veces se siente tan mal que normaliza estas situaciones, sin considerar si quiera la posibilidad de denunciarlas.
Las personas que estamos a su alrededor debemos darles pautas para defenderse, mostrándoles los mecanismos de denuncia y trabajando en el fomento de su autonomía, porque ellos son una parte muy importante de la sociedad, sólo les falta creérselo.

Comentarios

  1. Desgraciadamente ya no son una parte importante de la sociedad, pues la tecnología y el cambio social que ha ocurrido en los últimos años, ha dado lugar a que aquellos pozos de sabiduría, de experiencias, donantes de consejos sabios y generadores de conciliación e la familia, no sean necesarios habiendo sido sustituidos por otros elementos menos "incómodos", más rápidos y con menos implicaciones emocionales. No se ha protegido a los mayores desde la educación (no me refiero a los maestros por supuesto), ya que en el ámbito familiar se les ha ido marcando un espacio para "que nos dejen tranquilos". Volver a estructuras familiares pasadas en las que se conciliaban varias generaciones es practicamente imposible aunque la crisis ha permitido que en muchos casos, se vuelva a convivir con los abuelos. Me temo, por tanto, que es una batalla casi perdida. Y en el fondo de todo subyace la falta de respeto a nuestros "Gerontes". Abrazos

    ResponderEliminar
  2. Es cierto que la sociedad se ha vuelto demasiado insensible hacia las personas mayores, pero desde Fyss pensamos que es necesario dar visibilidad a éstas situaciones y remover algunas conciencias para reflexionar sobre nuestras actitudes para con ellos. Un abrazo y gracias por tu aportación.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares