La sensación de frío en personas mayores
Bien porque baja la propia temperatura corporal, o porque alguna enfermedad no les permite ponerse prendas de abrigo o a raíz de que les cuesta establecer con claridad la diferencia entre el frío el fresco, es frecuente que las personas mayores tengan una sensación de frío incluso cuando la temperatura ambiente es suave.
En este sentido, cabe hacer referencia a uno de los cambios propios del envejecimiento, como es el adelgazamiento de la piel, con una propensión a la sequedad, que conlleva una pérdida de la función de los receptores cutáneos de la temperatura, lo que dificulta la percepción de la temperatura ambiente y, por tanto, la capacidad de afrontar los cambios bruscos de temperatura. De ahí la necesidad de vigilar con mayor cuidado la temperatura de las casas en las que viven personas mayores.
El consejo desde fiss es tener acondicionado el hogar a los cambios bruscos de temperatura. Evitar salidas a las horas de máximo frío y por supuesto un buen abrigo.

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